Buenos días, Federico

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Llevo ya más de diez años despertándome todas las mañanas con la radio. En los primeros cursos de la carrera me levantaba con emisoras musicales y programas como el "Anda ya", pero el exceso de publicidad, lo repetitivo de las canciones, el formato juvenil del programa, además de su contenido "hueco", hicieron que me aburriese pronto de los mismos. Pero descubrí la COPE, y desde entonces ya sólo escucho una emisora, la COPE, y siempre la COPE. Por las mañanas, "La mañana", con Federico Jiménez Losantos, al mediodía "La palestra" con Nacho Villa, y por las tardes-noches, imprescindible antes de irme a dormir, "La Linterna" de César Vidal.
De la COPE me encanta su forma de entender el periodismo, el de la libertad y la crítica real. La manera de ver la sociedad, con la que sus presentadores y contertulios amenizan e informan, día tras día, fundamentada en una visión liberal y conservadora (todo sea dicho) de la misma, unido al alto contenido de análisis político, y sobre todo, a la ausencia absoluta de complejos en defender sus ideales a pesar de saber que son una radio denostada, por cualquiera que lee o escuche cualquier otro medio de comunicación, sea de derechas o de izquierdas, hacen de la COPE un bastión de la libertad de expresión, que yo apoyo y considero indispensable. Por otro lado, esta "El Mundo", cuyo director Pedro J. Ramírez ha visto un gran negocio, como suele ser habitual en él, en ser el único en decantarse por un apoyo público a esta emisora y sus ideas.
Pero, quién es "el alma" de la COPE? Pues Federico. Losantos es el mayor ejemplo de periodista inteligente, culto y con ideales; él tiene su forma de ver la actualidad y todos los días gracias a su programa, con más de un millón y medio de oyentes diarios, trasmite su opinión a través de una ironía y sarcasmo inusuales en una sociedad que necesita todo "machacado" y "masticadito" para apenas comprender algo. Es un líder de opinión, alguien que será siempre odiado, al que se desea el mayor tiempo callado debido a que no hace más que incomodar al poder, y que da voz a una parte de este país que se siente incomprendida, y abandonada a su suerte, en la España del "pensamiento único", la España "progre".
Sólo me queda decir, que necesito la COPE, que sin ella yo no sería el mismo, y que siempre la recordaré como la emisora de mi "despertar intelectual", aunque suene pedante, ya que gracias a ella y sus contertulios, empecé a tener MI opinión de la realidad.

Con la iglesia hemos topado

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A raíz de haber asistido a una boda este pasado fin de semana, he vuelto a ir a misa, hecho, que no sucedía desde hace más de un año. A pesar de considerarme un defensor a ultranza de los valores cristianos, y de haber estado, apenas hace dos años, de monitor de confirmación en la parroquia de mi barrio, el "divorcio" entre la Iglesia y yo, es ya un hecho irrevocable.
Desde que tengo memoria, el cristianismo ha estado presente en mi vida, mi familia es cristiana, y la mayoría de mis amigos, también. Me bautizaron, hice la Comunión sin saber muy bien lo que era, pero ya en mi adolescencia decidí sin ningún tipo de presión, mis hermanos optaron por lo contrario, renovar mi fe católica mediante el sacramento de la Confirmación; pero a pesar de todo esto, y muy posiblemente debido a ello, he sabido diferenciar muy claramente el cristianismo, es decir, sus valores, de la Iglesia como institución en sí.
El cristianismo me resulta imprescindible, me parece la religión, ética, moral, ley universal, o como se quiera llamar, idónea para la convivencia, progreso y bienestar del ser humano. Sus valores: generosidad, humildad, paciencia, templanza, caridad, diligencia, y tratar al prójimo como desearíamos que nos traten a nosotros, son irreemplazables, y por ello debemos conservarlos; he aquí el sustento de gran parte de mi ideología conservadora.
Por otro lado esta la Iglesia, que tiene sus cosas buenas, como sus fieles, que realizan labores de beneficencia, integración, educación, ayuda social, etc. ya sea directamente, mediante las diferentes congregaciones religiosas, como las Misioneras de la Caridad o los Salesianos, o indirectamente, colaborando en diferentes asociaciones católicas, como Cáritas, Manos Unidas o Intermón; que enaltecen el cristianismo y lo colocan como un bien social, del cuál una sociedad como la nuestra, llena de banalidades y de individuos egoístas, no puede permitirse el lujo de prescindir; tema a parte, sería el comentar la cantidad de dinero que permiten ahorrar a los diferentes gobiernos.
Pero, la Iglesia, también tiene su parte "pecadora", y yo particularmente creo que no esta sabiendo conservar sus fieles, que son su mayor tesoro, y a los que no esta sabiendo entender; es cierto, que la Iglesia no es una democracia, es una jeraquía, cuyo máximo "dirigente" es el Papa, al cuál no creo que pueda recriminar nada, ya que su mensaje es siempre el del cristianismo puro y supongo que no es de su menester andar "adaptando" los textos sagrados. Para mi el problema está en las parroquias, dónde los curas y sacerdotes se han convertido en pequeños señores feudales que se creen moralmente por encima de sus files, opinando sobre si una familia es más familia si es entre un hombre y una mujer que si es entre dos hombres, aconsejando que el uso del preservativo es algo contra-natura, etc. y cuyos mensajes son cada vez menos cercanos a sus oyentes reales. Las Iglesias se vacían, ya nadie es practicante, o sólo asisten ancianos, al igual que los seminarios, con cada vez más inmigrantes que ven en la "carrera sacerdotal" un futuro de provecho. Puede que sea por eso por lo que los curas se centran, mayoritariamente, en labores de captación y fomento del culto, que parecen sectarias, y les alejan de los auténticos valores cristianos.
Ahora reniego de esta institución, porque la están corrompiendo, y la veo como otra secta legal más. Puede que cambie, ya ha cambiado mucho desde sus comienzos hace más de dos mil años, pero como todos sabemos, siempre ha sido a base de errores y siglos. Sólo me queda decir: «Padre perdónalos, porque no saben lo que hacen»

El que no llora, no mama

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A pesar de mi poca experiencia en el mundo laboral, he podido apreciar que como empleado mi principal labor es "quejarme", sí, efectivamente, lo considero indispensable, sobre todo para que mis "superiores" valoren más mi trabajo, o lo que es lo mismo, me paguen más.
He observado, después de estar en varias empresas de perfiles muy diferentes, que generalmente el trabajador que más se queja a sus superiores, luego es el más recompensado, o mimado, por los mismos, independientemente de sus méritos laborales, es decir, si hago el mismo trabajo que un compañero, pero él esta continuamente en comunicación con nuestro "gerente" y casi diariamente le informa de las dificultades que tiene, de lo complicado que es el proyecto, de las pésimas condiciones laborales, de las horas que echa de más y del esfuerzo "salvaje" que le supone la realización de nuestro proyecto... pues es probable que a él se le ofrezcan mejoras "laborales" debido a su insistencia, mientras que a mí, debido a mi complacencia, ni me serán prometidas.
Todo esto, en el caso de mi profesión, deriva en desigualdades salariales, que como suele ser habitual, unas son merecidas y otras... pues menos. La cuestión es que con el tiempo he aprendido que, independientemente de la calidad de mi trabajo, el objetivo final es quejarme de cuanto he trabajado, como he trabajado, lo difícil que ha sido todo, y de este modo revindicar una mejora sustentada en mi esfuerzo por llevar el trabajo adelante, a pesar de las adversidades insuperables que he tenido que afrontar. En el fondo, esto es lo que desea cualquier empresa, trabajadores sacrificados y comprometidos con "la compañía".
Por supuesto, de todo esto se deduce, que es siempre mejor la queja, que la crítica constructiva, con la que sólo consigues dejarte en una posición de "toca-pelotas" y "sabelotodo" que incomoda de sobremanera. Resumiendo, la comunicación en la empresa... siempre entre iguales, o compañeros, en cambio, con los que intervienen en la revisión salarial... quejas y reivindicaciones!

Microsoft consigue la aprobación de su formato OOXML como estándar ISO

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Reproduzco, por su interés, e-mail de un viejo amigo:

"Microsoft consigue la aprobación de su formato OOXML como estándar ISO"

Y muchos pensaréis: ¿y a mí qué me importa? Si es así, pulsad el botón de "Eliminar" directamente y seguid viendo vídeos en Youtube, leyendo el Marca, viendo powerpoints chorras o reenviando correos en cadena.
Para todos los demás, intentaré explicaros en qué nos atañe y por qué es un fraude y una tomadura de pelo el que se haya aprobado este formato de fichero.
En primer lugar, para muchos a los que las palabras "formato de fichero" no les dicen nada, una breve explicación... Un formato de fichero describe cómo se guarda la información con la que nosotros trabajamos. En el caso de un fichero de una suite ofimática, define cómo almacenar los documentos de texto (el propio texto, las fuentes, tamaños de letra, alineación, etc.) y cómo recuperarlos. Es decir, después de que escribáis una carta con el "Word" (ponga aquí el programa que use, aunque para la mayoría de la humanidad sólo exista el susodicho Word) y pulsáis el botón de guardar, la información que veis en la pantalla se traduce a una tira de bytes que se guardan en el disco duro. Si días más tarde queréis abrir ese fichero donde habéis guardado vuestra carta o CV en otro ordenador, deberéis usar un programa que sea capaz de interpretar esa tira de bytes y mostraros el texto tal y como vosotros lo habíais creado días atrás.
La situación actual es que existe una herramienta (Word) que se viene usando desde tiempos inmemoriales y que trabaja con un formato de fichero (.doc) que SÓLO MICROSOFT conoce en su totalidad. Esto quiere decir que todo aquél que quiera trabajar con este tipo de ficheros que, dada la posición de monopolio de esta empresa se ha convertido en un estándar de facto, deberá usar las herramientas de Micro$oft (pagando) o desarrollar sus propias aplicaciones y usar las librerías de Micro$oft que permiten procesar dichos ficheros (cómo no, pagando). Muchos pensaréis que esto no es un problema porque, total, yo me bajo el ultimísimo Office del eMule/Torrent/Pando/Ares/Lo-que-sea gratis y me lo instalo, o llamo a mi primo/amigo/conocido/compañero-de-trabajo que lo tiene y me lo pasa sin ningún problema, y todos tan contentos. Esto, en primer lugar, es ilegal. Y, en segundo lugar, inmoral. Pero, ¿por qué creéis que vosotros podéis bajaros esos programas, o conseguirlos por los medios que sean, sin mayores problemas? La respuesta es muy sencilla: Micro$oft no gana dinero con el mercado doméstico. Los grandes contratos se firman con empresas e instituciones públicas, que no pueden permitirse tener software pirata en sus ordenadores.
El tema es que, durante muchos años, Micro$oft se ha embolsado una pasta gansa a costa de nuestros impuestos (el que quiera que eche un ojo a los presupuestos del estado y que flipe con el dinero que se gasta en licencias de software de esta empresa) pero, cada vez más muchos gobiernos se están planteando cambiar el formato de trabajo de sus instituciones a un formato ESTÁNDAR y ABIERTO. Este estándar existe desde bastante antes que el de Micro$oft y se llama OpenDocument. Cualquiera puede hacer una aplicación que implemente el soporte de este formato de manera totalmente LIBRE y GRATUITA, por lo que los beneficios de usar los programas de Micro$oft son cada vez menores y la justificación de su uso se hace cada vez más difícil. Muchas instituciones han migrado con mayor o menor éxito a este formato (la junta de Extremadura lo usa desde hace tiempo y la de Andalucía está en ello, aunque en Madrid lo tenemos crudo, porque nuestra señora presidenta se lleva muy bien con la directora de Micro$oft Iberia. ¿Por qué será?), aunque en muchos casos, después de estar aprobada esta migración, algunas de estas instituciones tuvieron que recular ante las presiones de Micro$oft (pasó por ejemplo con la administración alemana). Y es que, si se usan estándares abiertos, las comisiones que cobran los políticos por recomendar el uso de la tecnología de Micro$oft desaparecen, y éstas son muy jugosas.
Y ¿cuál es la respuesta de esta empresa ante la tendencia cada vez más fuerte que aboga por el uso de estándares abiertos? Muy fácil: proponer su propio estándar. Y, que conste, que el que una empresa proponga estándares no es intrínsecamente malo. El problema viene cuando esos estándares son incompletos, ambiguos y permiten ocultar la implementación de muchas funcionalidades mediante triquiñuelas técnicas que los políticos de turno no alcanzarían a entender ni en un millón de años. Pero no importa, se supone que para eso está la ISO (International Standards Organitazion). Para que sus expertos evalúen la conveniencia de que una especificación, en este caso la de un formato de fichero, se convierta en un estándar.
En septiembre del año pasado se realizó una primera votación por parte de los expertos de la ISO, que resultó negativa para los intereses de Micro$oft. Sin embargo, esta semana, contra todo pronóstico, el estándar OOXML ha sido aprobado por la misma organización que lo rechazó hace 6 meses. ¿Qué ha cambiado desde entonces? Desde luego, no la especificación del estándar, y sí el patrimonio de muchos miembros de los comités técnicos que evaluaban la idoneidad o no de este formato.
Para los que quieran echarse unas risas (por no llorar) con las irregularidades de este procedimiento, echadle un vistazo a este enlace:
http://www.openxml.info/index.php?option=com_content&task=view&id=27&Itemid=7
Una vez aprobado el estándar, las voces que se alzaban criticando el uso de un formato no estándar en las administraciones pierden fuerza, y los politicuchos de turno pueden seguir cobrando sus comisiones mientras una ingente cantidad de NUESTRO dinero se lo lleva una empresa, dinero que podría ser dedicado, seguramente, a mejores causas.
Lo único que nos queda por hacer, a los que nos importe lo más mínimo todo lo anterior, es rechazar el estándar, simplemente, no usándolo. Y es que, aunque muchos no lo sepan, hay mundo más allá del Office, empezando por OpenOffice, pasando por StarOffice y continuando con GnomeOffice (Abiword, Gnumeric, etc.). Todas ellas con versiones tanto para Windows como para Linux.
En fin. Gracias a los que hayáis llegado hasta aquí. Ahora sólo pensad, cada vez que uséis el M$ Word, en los cientos de millones de euros que cada año se gasta nuestro gobierno (multiplicad por la cantidad de gobiernos del mundo más todas las empresas que los usan) en licencias y que podrían usarse para otras cosas.

by Toni, un conocido, me llegó por mail

Las cosas claras.

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Simplemente decir, que pocas veces se siente uno tan satisfecho de algo. Me siento orgulloso de haber entregado mi voto a esta mujer "coraje", que tiene las cosas claras, que es de izquierdas, que es anti-nacionalista, que aboga por la regeneración democrática de las instituciones y los partidos políticos, y que defiende el nuevo socialismo, aquel que dice que TODOS los ciudadanos tenemos los mismos derechos y somos iguales ante el Estado y la Justicia.


Primera parte del discurso.


Única réplica


Yo la voté porque, aunque me considero una persona de ideología más liberal que socialista, su representación en el parlamento me parecía imprescindible para demostrar que una "tercera vía" es necesaria en este país; que el bipartidismo es la principal lacra, además de la nula independencia de los poderes ejecutivo y judicial respecto del poder político, ya que nos deja "vendidos" ante los auténticos enemigos de de la igualdad y las libertades, que son los nacionalistas, que sólo buscan privilegios respecto al resto de comunidades, ya que únicamente entienden la libertad y los derechos en un sentido, hacia ellos; pero sobre todo, porque España no les importa nada; el problema es que la ley electoral les favorece elecciones tras elecciones (IU 963.040 votos - 2 escaños, UPyD 303.535 votos - 1 escaño, PNV 303.246 votos - 6 escaños, ERC 296.473 votos - 3 escaños) permitiéndoles derivaciones anti-constitucionales y radicales que sólo buscan la debilitación de un Estado español, que no puede más que ceder ante tal chantaje, debido a que no hay otra posibilidad de gobierno. Rosa Díez, Mikel Buesa, y su partido Unión Progreso y Democracia, son los únicos que defienden y proclaman estas ideas. Para mi son prioritarias a otras, y mientras no se defiendan por el resto de partidos políticos, mi voto será siempre de para ellos.
Por favor escuchad su discurso, en apenas 15 minutos, poco tiempo debido a que tiene que repartirlo entre los otros componentes del grupo mixto, expresa con una claridad meridiana los "auténticos" problemas de España. Olé Rosa, olé!

¿Quién decide?

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El tema que voy a tratar en las siguientes líneas, puede que no sea del agrado de todos, y que levante opiniones más encontradas al ser un tema considerado, de siempre, como polémico. Aún así intentaré hacer ver mi visión del mismo, alejándome de cualquier tendencia política, moral o ética, buscando, simplemente, una reflexión filosófica, que desvele parte de la hipocresía existente en la sociedad actual.
A raíz del caso Mari Luz, además de ver lo catastrófico del sistema judicial español, han vuelto a surgir, como era lógico, voces solicitando la instauración de la cadena perpetua y la pena de muerte sobre presos sin posibilidades de reinserción real como pederastas, violadores, psicópatas, asesinos múltiples, terroristas, etc. Independientemente de si son justas o necesarias esas penas, cosa sobre la que evitaré pronunciarme en esta ocasión... me ha surgido otra cuestión más primitiva... ¿Quién decide sobre la vida?
En el caso de la pena de muerte, quién decide sobre la vida de una persona, es el sistema, osea sé, que son el resto de individuos quienes de una forma, que podríamos calificar de democrática y en pro de la mejora del propio colectivo, toman la determinación de "quitar" la vida de otro individuo. Para ello, el sistema define unas leyes, con sus respectivas penas, que le permiten sustentar y justificar tan magno echo ante el resto de los individuos. Este razonamiento es lógico, pero utópico. Todos sabemos que el sistema no es perfecto y que por lo tanto un error en el mismo, es decir, la muerte de un individuo inocente corrompe todo el sistema, al ser el propio sistema el "asesino" y no poder aplicársele las mismas leyes que rigen sobre todo el colectivo. Por lo tanto, es lógico pensar que el sistema no tiene potestad para decidir sobre la vida de un individuo.
Por otro lado, nos encontramos, con que el sistema sí permite que un individuo decida sobre la vida de un futuro integrante del mismo, este es el caso del aborto, donde la ley, es decir, la decisión democrática del colectivo, al igual que el caso de la pena de muerte, decide sobre a partir de qué momento se es ciudadano del mismo (al parecer en España son 22 semanas), o no se es nada. En este caso el error es, si cabe, mayor, ya que no sólo se produce el asesinato de un inocente, lo cuál de por sí ya es una infamia, si no que encima el juicio sobre su vida es realizado por un único individuo, la madre, y no por el colectivo.
Y en cambio, qué pasa si yo quiero morir? Pues que el sistema me lo prohíbe. Yo, que soy el único que realmente tiene derecho a decidir sobre mi vida, si no puedo matarme... no puedo pedir al sistema mi muerte; y para más inri, si alguien me ayudase a morir, sería contemplado por la ley como un asesino más.
Esto lógicamente, no es así en todos los países, pero da a entender a mi parecer una de las mayores hipocresías de la sociedad actual, que no ve igual el aborto que la pena de muerte, y en ciertos casos, además, prohíbe la eutanasia.
¿Quién decide sobre la vida de un individuo?

Me paso el día "jugando"

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Esta última semana me ha pasado algo que hacía bastante que no me ocurría y que pensaba que pocas veces más me iba a volver suceder, me he "enganchado" a un vídeojuego. Sí, hacía mucho desde la última vez, pero estos días, por circunstancias de la vida, he recaído.
No puedo negar el peso que el mundo de los videojuegos ha tenido sobre mi vida, he crecido con ellos, puedo presumir de haber jugado incluso a la primera generación de consolas, cuando apenas eran cintas de radio-casete que metíamos en una especie de teclado llamado Spectrum. Aún recuerdo aquellas máquinas de 8 bits como la NES (Nintendo Entertainment System) o la Master System, que supusieron la primera toma de contacto de unos jóvenes con una industria que en los siguientes años crearía nuevos estereotipos de héroes, como Super Mario Bros o los personajes de Street Fighter, lejos de los clásicos superhéroes ya existentes, en su mayoría procedentes del cómic de finales del siglo XX, y de los que, al igual que sus predecesores, llegaríamos a ver incluso películas. Lógico es, por tanto, que actualmente esta industria lúdica facture más que la propia "fábrica de sueños", a pesar de el cine no se ha cortado en generar "taquillazos" a costa de los guiones inicialmente imaginados para videojuegos o cómics.
Yo particularmente me enganché a ese mundo, por el ordenador, el "486" supuso un cambio de 180 grados en la forma de divertirme, en mi casa, tuvimos la suerte de disfrutar de uno cuando apenas casi nadie sabía lo que era, y cambió mi vida, dejé incluso de comprar cómics, por revistas especializadas como Micromanía, que por aquel entonces tenía un formato de página enorme; jamás lo olvidaré. A partir de esto, juegos como el Wolfestein3D o los Lemmings, me supusieron las primeras regañinas de mis padres por no sentarme a cenar a la hora, o por discutir con mis hermanos sobre a quién le tocaba jugar. Fueron mis primeras "viciadas" de horas y horas "enganchado" a simplemente superar niveles. Los videojuegos permitían dar rienda a suelta mi imaginación de una forma activa, en algunos casos me atrevería a decir que incluso educativa, al permitirme "jugar" con mundos, personajes y reglas que superaban con creces a mis cubos repletos de "clics" de Playmobil y muñecos GI.JOE; que mi hermano menor ni siquiera aprovechó, debido a su precoz descubrimiento del "ordenata".
De aquellos tiempos tenemos todos los juegos que ahora inundan los móviles de las nuevas generaciones de adolescentes, Tetris, Pang!... qué clásicos! Supongo que no se ha inventado nada más simple y adictivo; y así fué como nos engancharon a muchos, y yo, siempre había estado entre ellos. Mis consolas, PlayStation One, PS2 (PlayStation 2) posteriormente, PSP actualmente, además de alguna que otra tarjeta gráfica para mejor la capacidad recreativa del ordenador, dan fé de ello. Pero en mis últimos cursos de facultad, las salidas y el ritmo de vida más social, típico de esos años, relegaron los videojuegos a las tardes de algún fin de semana, en que nos juntabamos unos cuantos para aclarar nuestras diferencias a echando campeonatos de ISS PRO, juego indispensable para defender la hombría entre colegas. Perdió importancia en mi vida, o sea, ya nunca jugaba solo. Sí, dejé el juego, además empezaba a verlos complejos, largos, exigentes... y aunque eran sobradamente mejores, era consciente de que no disponía del tiempo necesario para poder disfrutar en serio de ninguno.
Pero... me hice un cuenta en el banco de mi primo, y me regalaron una PSP... y claro ya que la tenía... pues que menos que probar! previo crackeo obviamente, y a continuación... pues me bajé los juegos más novedosos del momento, rememoré clásicos, y practiqué en el imprescindible PRO..., aún así, continuaba sin tiempo, ni interés, hasta que me descargué un juego que unificaba uno de mis géneros favoritos, la estrategia, con otra de mis grandes pasiones de juventud, el rol, del que algún día también escribiré. Y esta última semana, me la he tirado dedicando cada momento que tenía de ocio exclusivamente al juego, lógicamente, ya esta acabado, pero me ha costado mis horas de sueño, jugando hasta las tantas, y tener menos tiempo para otras tareas que ocupaban casi toda mi dedicación como son el blog o leer el "periódico"... pero ha merecido la pena, e recuperado algo que me encantaba y que aún me divierte y atrae. Ahora... a por otro! es lo que tiene el juego... que engancha!

Thursday: It´s not Friday

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www.savagechickens.com

Si apuntásemos cada día nuestro primer pensamiento al levantarnos por la mañana, creo que nos daríamos cuenta de que prácticamente todas las semanas tenemos los mismos. Por mi parte, son casi cíclicos, el Lunes... ¡Dios, que sueño, tendría que a ver dormido más este finde!, el Martes... ¡Madre mía, qué sueño!, el Miércoles... ¡Este sueño no es normal!, el Jueves... ¡Ánimo, que mañana es Viernes!, y el Viernes... ¡A aguantar, que a las tres estoy en casa... y luego siesta!. Y así todas las semanas... siempre lo mismo. La cuestión es que, cada vez más, veo el Jueves como un Viernes, principalmente, porque uno ya tiene en la cabeza que al día siguiente se va a aguantar, que sólo son unas horas por la mañana, y que sobrevivir hasta el mediodía lo hace cualquiera, sobretodo después de llevar toda la semana arrastrándonos de sueño en jornadas laborales que oscilan entre las ocho y las diez horas; además el viernes, en mi caso, uno se levanta pensando en la siesta, y eso revitaliza cuerpo y alma.
Por ello creo que el Jueves, es el "día vitamina", de la jornada laboral, es decir, es el día de la semana idóneo para "forzar la máquina" y dar un poco más, a pesar del sueño atroz que llevamos acumulando desde... el Viernes de la semana anterior. Es el día para las cañitas y las cenas con los compañeros, para las quedadas en el centro, para las "pachangas futboleras" con los del curro, para ir al teatro, conciertos o cualquier espectáculo que acabe tarde, etc. En resumen, es un día más que podemos dedicar a nuestro ocio, otro día en el que poder sacrificar, como suele ser habitual, horas de sueño en pro de un rato de evasión y diversión. Y eso en una vida cada vez más estresante y monótona como la que vivimos, no tiene precio.

Imagen vía: www.savagechickens.com