We Are One

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Después de mucho tiempo de inactividad debido a mi periodo vacacional, deseo retomar esta ardua tarea de mantener mi blog describiendo una de las experiencias más enriquecedoras de los últimos años... disfrutar de cuatro días en el Boom Festival celebrado este pasado mes de Agosto en Portugal.
El Boom Festival es un festival de índole hippy que se celebra cada dos años en los alrededores de Idanha-a-nova, un pequeño pueblo cercano a la frontera de Portugal con España, más o menos a la altura de Plasencia. Su duración es de una semana, su capacidad de unas 20.000 personas, este año han llegado a estar unas 25.000, y su temática, obiamente, es mentalizarnos en el cuidado de la naturaleza y el uso adecuado de sus recursos. Además sirve como base para potenciar todo el arte y cultura que rodea a este mundo "hippy". Para ello, se planifican diferentes actividades a lo largo de la semana, que van desde charlas, proyecciones, exposiciones, artes escénicas y talleres, a otras más lúdicas como puede ser montar en globo.
Para todo ello se levanta una infraestructura impresionante a la orilla de un lago, dónde la gente se va instalando según va llegando, en lo que se podría definir como acampada libre. La multitud de tiendas, sólo es comparable a la extensión del recinto. No se como describir la ciudad que se levanta allí en tan pocas líneas, es inabarcable con palabras. Es mejor ver todas las fotos. O alguno de los vídeos que he subido a Youtube.
De la gente... pos que decir... que desde el primer momento te sientes uno más de su "Comunidad", que la hay de todas las edades, razas, países y roles... gracias al Baby Boom, se ven hasta bebés. Pero lo que más me gustó de todo aquello, y lo que a mi parecer era el nexo de unión entre toda esa gente era... la música. Realmente el festival se caracteriza porque no para durante toda la semana, a cualquier hora puedes ir... y bailar! a mí eso me encanta. Estoy cansado de las discotecas de aquí, están llenas de niñatos "pasaos" que a no ser de que se droguen, generalmente ni bailan. Y a mi me encanta bailar, es mi forma de vivir la música, no la escucho en casa, ni llevo un iPod todo día colgando de la oreja, de hecho, últimamente, ni me bajo canciones, ni pongo la radio, yo, sólo bailo. Voy a casi todos los festivales que merecen la pena, y voy porque disfruto bailando, porque adoro bailar; y allí en el Boom por fin encontré un sitio dónde podré bailar año tras año, sin que me sienta como un dinosaurio entre tanto chabalín.
Posiblemente poca gente entienda lo que he intentado expresar en este post, pero en mi vida siempre quedarán marcados esos días de tienda de campaña, polvo y malos olores en Idanha-a-nova porque me hicieron ver que otra vida es posible, y que el baile no se acaba con la edad, porque, como la juventud, se lleva en el corazón.

Stonehenge

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Finalmente voy a escribir sobre mis impresiones en la famosa Stonehenge Solstice Party.
Stonehenge es un monumento neolítico de tipo Cromlech, de la Edad de Bronce, situado cerca de Amesbury, al sur de Inglaterra. La "celebración" del solsticio de verano congrega allí a más de 25.000 personas cada año, con el objetivo final de ver el amanecer en tan mágico lugar.
Al parecer, en un principio, el festejo tenía un tinte hippy, por las connotaciones místicas que posee el lugar como complejo ceremonial y cementerio. Actualmente, tal y como yo lo pude apreciar, se ha convertido en un espectáculo masificado más, dónde la gente se agolpa con el único fin de de aguantar toda la noche bailando al son de los diferentes ritmos musicales, gracias a las drogas y el alcohol. La mayoría de los asistentes eran jóvenes ingleses de dieciséis a treinta y tantos años, con lo que exceptuando alguna pareja joven que se acercaba por allí con sus hijos de tres años (sí, allí en Inglaterra debe ser de lo más normal...) y algún que otro "dinosaurio" hippy, el ambiente era bastante parecido al de los macro-botellones tan comunes por aquí. La verdad, es que resultaba muy chocante ver a gente que no se mantenía en pié al lado de familias que iban paseando con sus niños entre el gentío como si fuese el zoo, observando a los "colgaos" como el que mira un mono en el circo, era surrealista. Al parecer, esto sólo se explica por la gran tolerancia, compresión y paciencia que muestran los ingleses hacia los típicos borrachos pesados que hay en cualquier pub de su país. A mi parecer hay demasiados, y encima gritones y charlatanes...
La policía se encontraba organizando el parking y el acceso al recinto, su comportamiento y organización fueron ejemplares, a mi parecer entendían el carácter de la celebración, su finalidad, y no se ocupaban más de que velar por la tranquilidad del evento, controlando sólo a los que iban muy pasados o a las personas de asociaciones "ecologistas" que se manifestaban contra el uso del monumento como "discoteca". No se complicaban la vida, ni cacheos exhaustivos, ni meterse a controlar lo que se montaba en el barullo.
Lo que fue mi experiencia... pues... inolvidable! inolvidable por la gente con la que fui y con la que quedamos allí; inolvidable por el sitio que es realmente mágico; nunca olvidaré cuando toqué una de esas enormes piedras; inolvidable por el ambiente, la gente y por la música de los hippies que no pararon de animar a la muchedumbre con sus variopintos instrumentos durante toda la noche; pero también fue inolvidable porque no paró de llover, porque de lo que llovía no se vio ni un rayo de Sol con el amanecer, porque del coche a las piedras había dos kilómetros de césped, rocas y barro, porque a las ocho de la mañana te das cuenta de que estás empapado y que aguantar más tiempo así, es una solemne gilipollez.... resumiendo, fue una soberana paliza. El resto del viaje también lo fue, pero no llovió tanto.
En resumen... que si hubiese salido realmente el Sol, hubiera sido insuperable! Por lo demás, podría asegurar que jamás volveré, y mucho menos si no estoy segurísimo de que el tiempo va a ser excelente.

I Hate London

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Después de mi segundo viajecillo por tierras angloparlantes en apenas mes y medio, y de vivir un momento tan memorable como es el solsticio de verano en un lugar tan mágico como Stonehenge, tenía pensado narrar brevemente mi experiencia en tal acontecimiento, pero finalmente he decidido ir por partes y primero desahogarme comentando algunas reflexiones que no han parado de rondar en mi cabeza durante dichos viajes:

1. Los ingleses son granjeros ricos. A mi parecer no dejan de ser un pueblo de paletos, cuyos museos están llenos de obras y monumentos "robados" fruto de sus grandes épocas colonizadoras (ya se sabe que los granjeros sólo persiguen tierras y esclavos para cultivarlas), donde se caracterizaban por la expoliación de todo lo que tuviese algo de valor. Tendrán algunas de las mejores universidades del mundo, pero son cada vez más caras y elitistas, y ni mucho menos son representativas para estudios alejados del derecho o la economía, como pueden ser las ingenierías u otras ramas más tecnológicas. Al menos salen bien educados...

2. A los ingleses les encanta, conservar lo único que es realmente suyo - como casi todo lo demás lo han "robado"... - es decir, su monarquía, sus casas "inglesas", el volante a la izquierda, circular por la izquierda, su moneda (maldita libra...), y su sistema métrico no decimal (sus millas). Esto les convierte en un país, que aunque se considera a la vanguardia de Europa, continúan al revés del resto del mundo... ¿Qué ganan con ello? Os lo digo yo... que los demás pensemos que les gusta "ser especiales". Este hecho me parece increíble en pleno siglo XXI, dónde el progreso se caracteriza por la globalización, la convergencia y la definición de estándares.

3. Irlanda e Inglaterra están "plagados" de inmigrantes, y de españoles en particular. Al parecer eso nos les gusta ni a los ingleses ni a los irlandeses, que se creen europeos "de primera" y por lo tanto, ni se dignan en balbucear ningún otro idioma que no sea el francés, o el alemán, ya se sabe... los otros europeos "de primera" . El español, aunque prácticamente es el segundo idioma más hablado del mundo, no les debe de resultar muy atractivo. Para mí, tanto ingleses como irlandeses son bastante xenófobos, que conste que no me gusta generalizar de esta manera... pero es que es MI experiencia y me siento con el deber de reflejarla. ¿Se sentirá así un inmigrante aquí? Un turista seguro que no.

4. Los Irlandeses son como un "odio a los ingleses, pero hago todo lo que puedo por parecerme a ellos", de hecho se supone que les costó muchísima "sangre irlandesa" independizarse pero realmente la única diferencia que se aprecia entre un país y otro es el Euro(€) y que son "fanáticos religiosos" en vez de "fanáticos monárquicos". En este caso, yo los definiría como "ingleses pueblerinos". Su falta de educación es notable, no puedo más que recordar como eructaban y se "tiraban cuescos" por doquier. Sin comentarios.


Como se puede extraer de estas reflexiones, no tengo mucho aprecio a los anglosajones, de hecho, en mi opinión si no formasen parte de Europa y no tuviesen un idioma tan simple (por qué sera...) no serían más que un "quiero y no puedo de los americanos". Espero no tener que volver a esas tierras del continuo "agua-chirri " en mucho tiempo, porque, la verdad, es que he acabado bastante hastiado.

Que Viva España!

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Aunque tengo pendiente un post sobre el viaje que realicé la semana pasada Stonehenge, hoy sólo podía escribir sobre la espectacular victoria de España ante Rusia, que nos ha dado el pase a una Final que llevábamos esperando desde hace años.
Si en otro post hice referencia a como me gusta vivir y disfrutar del fútbol en el campo, en este caso voy a recalcar la gran emoción que estoy sufriendo estos días gracias a que Luis Aragonés ha confeccionado un grupo de campeones, independientemente de que ganen o no el Domingo, que hasta ahora sólo pensábamos viable en categorías inferiores. Ver el grupo humano de chavales con ganas de comerse el mundo, de saber a lo que juegan, y de estar convencidos de ello, es admirable. Me recuerda al equipo de baloncesto que nos hizo campeones del mundo en el 2006.
El tema es que por fin España obtiene lo que se merece, por fin estamos dónde muchos pensábamos que debíamos estar desde hace unos cuantos años, y por fin tenemos un estilo de juego representativo de la gran calidad que atesoran nuestros jugadores, una calidad y fútbol de toque que nos permite soñar con cotas más altas.
Ojalá España gane el Domingo! Este país lo merece! Este país lleva mamando el fútbol desde que yo tengo memoria, sabemos de fútbol, amamos el fútbol.
A veces, me pregunto por qué me gusta ser español, con lo odioso que resulta ser de un país que aún no sabe ni lo que es, en el que aún no sabemos ni cuantas naciones somos, en el que cada cual sólo mira por lo suyo, y en el que la "chapuza" y los "marrones" están a la orden del día. Pero ver estos días a la gente, a los compañeros, a todos con una misma ilusión, con un único sueño, no tiene precio. Todos somos uno. Me enorgullezco de ser español. Qué grande España! Viva España!

El Primogénito

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Todos los que me conocen saben que soy el mayor de tres hijos. Por ello, hoy, voy a llevar acabo un enaltecimiento de todos esos primogénitos que han sufrido en sus carnes ser los primeros en todo. De este modo, espero que quede reconocido el gran esfuerzo que hemos llevado a cabo en la "educación" de nuestro padres y hermanos.
Respecto a los padres, el hijo mayor es el primero en discutir de forma "agresiva", es el que genera los problemas, y por lo tanto, es el origen de todas las batallas que se plantean en la educación de un hijo. Con él se llevan a cabo las primeras negociaciones y/o pactos de "estabilidad", quedando definidos tras los mismos unas "reglas" de convivencia familiar que supondrán un precedente para los hijos venideros. De su tenacidad y pretensiones dependerán en gran medida los límites de la casa y las normas de la misma. Los padres, de este modo, obtienen un precedente sobre el que sustentar la educación de la prole restante, pudiendo justificarse en sus decisiones con frases del tipo "no dejamos a tu hermano, así que... por qué te íbamos a dejar a ti?". Evidentemente, los restantes hermanos obtienen un nuevo derecho en la casa... "a mi hermano le dejasteis!!". Como se puede ver, las reglas se definen en pos de la negociación que se realice con el hermano mayor, las decisiones que se toman con él para cada uno de los conflictos que genere, no sólo suponen una referencia para los demás hermanos, sino que imponen una pauta educativa.
En lo referente a la educación que adquieren, de modo indirecto, los hermanos pequeños, se podría definir como un reconocimiento de los errores del mayor durante las discuciones con los padres; observando que "batallas" pueden ganar, que "batallas" están perdidas de ante mano, y sobre todo, como ganar las que les atañen particularmente a ellos. Por lo tanto, imitan lo que ha funcionado al hermano mayor, y evitan lo que no le ha acarreado mas que problemas. De esta forma, suelen evitar los conflictos serios, así que sus discusiones con los progenitores suelen ser de mucha menor envergadura. Van prevenidos.
Yo me siento orgulloso de ser el mayor, sé de mi responsabilidad, y conozco la influencia que ejerzo sobre mis hermanos menores (cada vez menos... todo sea dicho). Gracias a ello creo que he crecido con un sentido de la responsabilidad mucho mayor, y aunque me ha costado lo mío, creo que mi contribución al equilibrio familiar ha sido imprescindible.

Volar del nido

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A raíz de una situación que me ha tocado padecer estas últimas semanas, he llegado a la conclusión de que llega un momento en que uno, preparado o no, debe abandonar su casa. Sí, yo era de esos que pensaban que "¿para qué cambiar algo que funciona?", supongo que por deformación profesional, en mi trabajo eso de "lo que funciona, no se toca" es una máxima; pero al final he de reconocer que aunque uno se encuentre muy bien en casa de sus padres... llega un momento en que los hijos son adultos y los padres viejos... y entonces mantener los roles de "padres" o "hijos" es imposible para ambos.
En el caso de los padres, debido a su edad, pierden vitalidad, parecen eternamente cansados y las discusiones les agotan cada vez más. Progresivamente, van perdiendo la fuerza para imponerse sobre los hijos, y con ello, la capacidad para educarlos. El razonar con ellos funciona si el hijo ha madurado lo suficiente, pero si no fuese el caso, su indefensión frente a las convicciones, erróneas o no, del hijo, es absoluta. El hijo se encuentra, en cambio, en plena madurez, su vitalidad y energías no son tan fuertes como las de su adolescencia, pero a su vez, debido a la personalidad que ha ido desarrollando durante la misma, es capaz de sustentar unos ideales y principios sólidos, y que por lo tanto, son cada vez más difíciles de doblegar por parte de los padres.
Los padres se ven de este modo, lidiando con una persona adulta, que ya no respeta como antes su autoridad y que además se considera totalmente independiente de ellos. A esto se suma la incapacidad para aplicar medidas disuasorias, como castigos, ya que resultan del todo inoperantes debido a la indiferencia del hijo ante las mismas.
De este modo, el hijo se empieza a creer un igual, abandona su "rol", y puede caer en el error de confundir la casa de sus padres con SU casa. Esto sólo lleva a más discusiones, tensiones y, en general, situaciones incomodas en las que los padres no pueden más que sentirse impotentes, ya que evidentemente, la única solución es la salida del hijo del hogar, y eso jamás lo forzarían. Para el hijo es el momento, de ver y aceptar la nueva situación y entender que hay que irse de casa.
A su vez se puede dar la situación contraria, los padres no ven al hijo como un adulto, y lo continúan tratando como un adolescente, con reprimendas y broncas permanentes, que no hacen más que "quemar" al hijo, que se siente incomprendido, acosado y despreciado. En este caso, los padres son demasiado viejos para corregir su actitud, y abandonar la casa se va convirtiendo en una necesidad, sobre todo para evitar acabar "reventando".
Yo, ya lo tengo claro, estoy en casa de mis padres, pero estoy preparado para irme, y por fin lo he aceptado... ahora sólo me queda volar del nido de una vez!

Me gusta el futbol

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Después de una semana en la que no se me quita la sonrisa de la cara gracias a la clasificación, sufrida, de mi Atleti para "la Champions", es el momento de dedicar un tiempo a explicar mi relación con el "deporte rey".
Todos los que me conocen, saben de mi vinculación emocional a los colores del Atlético de Madrid; he sido toda mi vida del "Atleti". Aunque hasta este año, mi relación con el fútbol era algo distante, es decir, veía, o leía las noticias deportivas - el Marca es una lectura casi obligatoria para cualquier informático que se precie - y luego, si surgía, pues me animaba a ver algún partido concreto que televisasen. Evidentemente discutía y opinaba como otro más sobre cualquier cosa que tuvieses que ver con el fútbol, pero realmente el interés que suscitaba este deporte en mi, era moderado, es decir, no renunciaba a otras actividades por ver un partido poco relevante.
Pero este año tuve la posibilidad de hacerme abonado del "Atleti" para toda la temporada gracias a un amigo mío, y solo puedo decir que ha sido la mejor decisión que he tomado en todo el año. Prueba de ello es que después de mucho tiempo como aficionado, he decidido finalmente hacerme socio y solicitar el abono para la temporada que viene. Ahora veo el fútbol de otra forma, he descubierto que es algo más que un deporte, y que las alegrías y penas que se sufren en el campo son un conjunto de emociones sin igual. Cada vez que voy al campo grito, aplaudo, canto, insulto, me quejo (no os podéis imaginar como silbo ahora...), me lamento, pero sobre todo... disfruto como un enano, porque el ambiente, la gente, y el espectáculo futbolístico en sí, me encantan. La gente que asiste al campo, se merecería un post por cada uno. Y lo del Calderón... es más que fútbol, es el Atleti... y claro... puedes estar cantando, insultando, silvando o apaudiendo a cualquiera que esté en el campo ya sea entrenador, árbitro, futbolista, tanto de tu equipo como del contrario... se podría decir que la libertad de opinión es absoluta. Eso no tiene precio.
La conclusión es que ahora me gusta el fútbol, creo que he llegado a entender, más bien sentir, este deporte - siempre lejos de los fanáticos que únicamente lo utilizan para justificar su actitud violenta - y eso no quiero perderlo porque es de las pocas cosas que aún me emocionan. Como esta semana que no quepo de emoción en mí sólo de pensar que el año que viene... Champions! Aupa Atleti!