¿Quién decide?

El tema que voy a tratar en las siguientes líneas, puede que no sea del agrado de todos, y que levante opiniones más encontradas al ser un tema considerado, de siempre, como polémico. Aún así intentaré hacer ver mi visión del mismo, alejándome de cualquier tendencia política, moral o ética, buscando, simplemente, una reflexión filosófica, que desvele parte de la hipocresía existente en la sociedad actual.
A raíz del caso Mari Luz, además de ver lo catastrófico del sistema judicial español, han vuelto a surgir, como era lógico, voces solicitando la instauración de la cadena perpetua y la pena de muerte sobre presos sin posibilidades de reinserción real como pederastas, violadores, psicópatas, asesinos múltiples, terroristas, etc. Independientemente de si son justas o necesarias esas penas, cosa sobre la que evitaré pronunciarme en esta ocasión... me ha surgido otra cuestión más primitiva... ¿Quién decide sobre la vida?
En el caso de la pena de muerte, quién decide sobre la vida de una persona, es el sistema, osea sé, que son el resto de individuos quienes de una forma, que podríamos calificar de democrática y en pro de la mejora del propio colectivo, toman la determinación de "quitar" la vida de otro individuo. Para ello, el sistema define unas leyes, con sus respectivas penas, que le permiten sustentar y justificar tan magno echo ante el resto de los individuos. Este razonamiento es lógico, pero utópico. Todos sabemos que el sistema no es perfecto y que por lo tanto un error en el mismo, es decir, la muerte de un individuo inocente corrompe todo el sistema, al ser el propio sistema el "asesino" y no poder aplicársele las mismas leyes que rigen sobre todo el colectivo. Por lo tanto, es lógico pensar que el sistema no tiene potestad para decidir sobre la vida de un individuo.
Por otro lado, nos encontramos, con que el sistema sí permite que un individuo decida sobre la vida de un futuro integrante del mismo, este es el caso del aborto, donde la ley, es decir, la decisión democrática del colectivo, al igual que el caso de la pena de muerte, decide sobre a partir de qué momento se es ciudadano del mismo (al parecer en España son 22 semanas), o no se es nada. En este caso el error es, si cabe, mayor, ya que no sólo se produce el asesinato de un inocente, lo cuál de por sí ya es una infamia, si no que encima el juicio sobre su vida es realizado por un único individuo, la madre, y no por el colectivo.
Y en cambio, qué pasa si yo quiero morir? Pues que el sistema me lo prohíbe. Yo, que soy el único que realmente tiene derecho a decidir sobre mi vida, si no puedo matarme... no puedo pedir al sistema mi muerte; y para más inri, si alguien me ayudase a morir, sería contemplado por la ley como un asesino más.
Esto lógicamente, no es así en todos los países, pero da a entender a mi parecer una de las mayores hipocresías de la sociedad actual, que no ve igual el aborto que la pena de muerte, y en ciertos casos, además, prohíbe la eutanasia.
¿Quién decide sobre la vida de un individuo?

1 comentarios:

Unknown dijo...

Bueno Joaquín has elegido un tema bastante controvertido y sobre todo muy complejo. El derecho a la vida es el derecho más fundamental de todos los derechos que tenemos las personas, HACERNOS CARGO DE NUESTRA PROPIA VIDA...Algo que parece fácil pero no creo que lo sea tanto….
No creo que nadie, desee la muerte, pero en ocasiones, el deseo de seguir con vida se ve truncado por circunstancias que hacen desear parar el sufrimiento y descansar en paz, morir.
Si lo pienso….como no va a ser duro desear morir!! Claro que lo es, y quien diga que no miente, pero mas duro es levantarte todos los días bajo la tortura continua de tu propio sufrimiento.
Puede parecer duro, pero en ciertos casos creo que debería permitirse la eutanasia. Si todos tenemos derecho a la vida, pero también a una muerte digna, sin sufrimientos y sobre todo bajo una decisión muy madurada y personal. Nadie va a animar a nadie a morir, pero si respetar la decisión de una persona que lleca muchos años sufriendo y que ve como la gente que le rodea sufre con ella, con su dolor y que la pierde poco a poco.